Llega un momento que te das cuenta que tu maltrecho corazón no guarda ya recoveco alguno para aceptar un nuevo amor. Y, sin embargo, te ilusionas, con la convicción de aquel que sabe que se enfrenta a una guerra por perder.
Aun así besas, ríes, cantas y bailas en la cocina como si realmente lo creyeras. Pero sabes que tu alma ya no es aquella que fue. Su juventud se perdió ofreciendo segundas oportunidades a personas en las que nunca debió creer. Entonces llega la persona correcta, la que siempre quisiste esperar y tú que te sabes rota, tratas de recomponerte. Maquillaje y ropa interior nueva y vamos a intentar vivir. Que los días se nos escapan y me doy cuenta que no quiero noches sin ti.
Y de nuevo, sin darte cuenta, lo esperado ha vuelto a ocurrir, esa persona que llenaba tu vida, es de nuevo extraña para ti. Te toca recoger los pedazos, olvidar lo que te hizo sentir. Y te repites que no, que ya no puedes, que es mejor dejarlo así.
Pero el corazón es imbatible, no se va a rendir. Seguirá creyendo que es posible, aunque jures que no volverás a sentir.
Todo aquello que compartimos, tus manos en mi cabeza para conseguirme dormir, tu calma que frenaba mi furia, tu abrazo antes de dormir. El color de tus ojos oscuros que brillaban con la luz del sol y la singularidad de tu existencia que me hacía creer que tal vez sí.
Hoy te esfumas de mi recuerdo como el humo que deja el vagón tras de sí y me repito que ya no tengo edad, que no es momento de sufrir. Que deje partir tu tren, sé que por mucho que corra ya nunca te podré alcanzar.
Son las enseñanzas que te dejan crecer, aprender a soltar, dejar ir. Guardarme mi dolor en miles de páginas por escribir.
Y hoy, desde este olvido en el que te escribo, de repente llegó la musa y me obligó a despertar pensando en ti. Mi alma aún no entiende que te has marchado y pretende hacerte revivir.
A través de versos, leyendas, cuentos e historias que podrían haber sido. Todo aquello que tuvimos y que el tiempo ha hecho añicos.
Pero me rebelo contra mis sentimientos y les recuerdo que no es verdad. Tú y yo ya nunca seremos, de nuevo, ha vuelto a pasar.