A pesar de las malas noticias, de la desilusión y los periódicos que se van a pique, hoy 24 de enero es el Día del Periodista. Un día que este año sirve más para reivindicar que para celebrar, difíciles momentos para el gremio.
Hace unos meses apareció el movimiento Gratis no trabajo, para difundir la situación de precariedad del periodismo y denunciar las ofertas de trabajo que buscan periodistas para trabajar gratis, algo que se está poniendo muy de moda y que muchos, desilusionados y desesperados, aceptamos pensando que servirá para mejorar el curriculum, el futuro, para que el día de mañana podamos hacer lo mismo, pero cobrando.
El periodismo no es como otras profesiones porque es algo que se lleva dentro, que te acompaña, te duele y condiciona tu vida, es una forma de vida, de pensar y de sentir, es la suerte de los empresarios que buscan mano de obra barata. Nadie empieza una obra y llama un albañil para decirle «Oye tenemos una obra en marcha, no podemos pagarte de momento pero puedes empezar y si van bien las cosas ya veremos», tampoco se llama a un médico para operar gratis o a un cocinero para que trabaje regalando sus mejores recetas al mundo.
A nosotros si nos lo dicen, en nuestra vocación, en el amor por este mundo, se esconde nuestra mayor debilidad, no sabemos vivir escondiendo las palabras que fluyen de nuestros dedos para convertirse en tinta, para denunciar la injusticia o revelar la verdad.
Y así, día a día, palabra a palabra, vendemos nuestra alma al servicio de los mercados, los mismos que utilizarán nuestro trabajo para lucrarse y llegar cada día más lejos, mientras las cosas siguen igual para los soñadores, mientras esperas que mañana, sea distinto.
Por suerte o por desgracia, a pesar de los malos momentos, queda dentro de mi esperanza porque nuestro sueño sobrevivirá, confio en que Público no desaparecerá y seguirá ahí para molestar a los que esperan que caiga, tengo esperanza en que seguirán existiendo mañanas en las que despertarse con las noticias de papel y que vendrán tiempos mejores.
Un país que no respeta la libertad de expresión, que no permite la existencia de una prensa libre y con representación de todas las ideologías, está condenado al fracaso, no podrán callar las miles de voces que, en nombre de la libertad, gritan en cualquier sitio, siguen gritando gratis.
A veces veo lejano el sueño, pero no puedo olvidar lo que ha costado llegar aqui y no puedo evitar sentir que, lejos o cerca de este mundo, el periodismo será mi vida. Por todos mis compañeros, los que están en mi situación, o los que trabajan hasta la madrugada, poniendo sus sueños y sus ilusiones en sus palabras sin saber si habrá un mañana, para todos los periodistas que denuncian los abusos y los que gritan libertad, sin izquierdas ni derechas, hoy es nuestro día, puede ser el principio de algo nuevo o simplemente una continuación, pero nunca existirá un final.
Yo pasaba los domingos leyendo El Pequeño País mientras veía a mi padre leer el periódico y quiero creer en un mañana en el que mis hijos y los de todos los periodistas, los que están y los que quedan por venir, aprendan el valor de las palabras de tinta que se vuelven antiguas cuando llega la noche. El valor de las noticias, el poder de la verdad.
Feliz Día del Periodista
El poder para moldear el futuro de una República estará en manos del periodismo de las generaciones futuras. Joseph Pulitzer.
Películas para recordar: Ciudadano Kane, como crítica para ser mejores y Todos los hombres del presidente, para serlo realmente.
Felicidades compañeros, aunque yo como tantos otros celebramos un títulos y a penas haber saboreado nuestra carrera. Es muy triste tener que dejar tu país en busca de trabajo, más formación para ejercer esta vocación, más que profesión, en otros países que ofrecen má oportunidades. Porque yo dije no a «trabajar de gratis» a ser una becaria explotada a cambio de… unas palmaditas en la espalda mientras ellos se enriquecen a costa de nuestro trabajo, esfuerzo, horas de sueño y de nuestra vida personal. Hay que seguir reivindicando y luchando y mantener las esperanzas de que la desesperación no se coloque antes nuestros ojos como una venda que nos distorsiona la realidad y nos hace pensar que trabajamos en lugar de ser explotados. Somos periodistas no esclavos de las empresas, no de las ideologías, no del capitalismo…. queremos un sueldo, evidentemente, pero sobre todo respeto.