El sábado pude ver las aventuras de Tintín en la gran pantalla, después de tantos años el reportero más aventurero salta del cómic al cine. Su debut llega de la mano de dos genios del cine Steven Spielberg y Peter Jackson, una mezcla que te podrá gustar más o menos, pero no cabe duda de que no dejará a nadie indiferente.
Muchos años y muchos cómic de Tintín leídos no me dejan ser del todo objetiva, Tintín sigue siendo Tintín pero algo ha cambiado en el, su esencia permanece pero ha sabido adaptarse al cine para gustar y encantar, sobre todo a los más pequeños. Sin duda alguna, era todo un reto llevar a la gran pantalla al personaje de Hergé tan admirado y conocido en todo el mundo, y en resumen debo decir que merece la pena verla, pero no, los lectores de siempre, no encontraréis al Tintín que esperabais.
La animación, como era de esperar viniendo de quien viene, es espectacular, expresiones, paisajes y movimientos traspasan el límite entre lo real y la más brillante imaginación. La historia está orientada de forma que los que lleguen al cine sin conocer a este pelirrojo, en especial los más pequeños, puedan empezar a disfrutar de sus aventuras.
Tintín, como siempre pero distinto, con un “algo” que lo aleja del cómic y lo acerca al cine, pero único.
Milú, mi perro favorito, valiente, divertido y entrañable.
Hernández y Fernández, ¿qué decir de estos dos? Esperaba con intriga su adaptación y desde mi punto de vista, son los que más se acercan a los de siempre, tan absurdos y tan geniales.
Y en cuanto al capitán Haddock, su personaje (en la versión cinematográfica) es mi favorito, capaz de pasar por todo un registro de situaciones y emociones acercándose más al ser humano que a su personaje ficticio.
Merece la pena verla, para recordar y para aprender de nuevo, historias de piratas, tesoros, ilusión y fantasía que marcaron nuestra infancia y regresan para llenar las salas de sed de aventura y obligarnos a recordar.