Estaba buscando una idea para un post que me sirviera para despedir este año y no lo encontraba. La verdad es que ha sido un año complicado para todos y cuesta encontrar un tema agradable con el que cerrarlo. Cuando llegue 2012 con sus alegrías y sus cambios olvidaremos poco a poco a su antecesor, y no es bueno olvidar, porque para bien o para mal el pasado siempre será lo que nos ha traído hasta aquí.
Este año aprendimos que seguíamos teniendo voz y que nuestros gritos tenían la fuerza suficiente para derrocar a dictadores. Nadie pensaba que esta ola de cambios, lejos de nacer en el “desarrollado y cosmopolita” mundo occidental, nacería del dolor y la tragedia silenciados durante años. Pero un día los árabes dijeron basta, y lucharon por cambiar su realidad, con la mecha que prendió el cuerpo de Mohamed Bouazizi se incendió el mundo entero. Desde Túnez hasta Egipto pasando por Yemen, Siria y Libia las calles se llenaron de algo que los gobiernos, los dictadores y los poderosos habían olvidado: el poder del pueblo. Y se fueron Ben Alí y Mubarak, no sin llevarse a unos cuantos por delante antes, y aunque las llagas de esta ‘primavera árabe‘ siguen abiertas y sangrando su aportación al mundo ha sido histórica.
Contagiados por este espíritu de rebeldía e inconformismo, en España salimos a las calles a mostrar lo que no tardaron en calificar como indignación, pero era mucho más que eso, era el paro, la tristeza, los sueños rotos, los padres que no sabían como sacar adelante a sus hijos y todos aquellos que sabíamos que si callábamos nos terminarían comiendo. Y nuestro 15-M hizo pensar al mundo y llevó a ocupar Wall Street. Y entonces asesinaron a Bin Laden, y también a Gadafi, y aunque todos pensamos que el mundo sería mucho mejor sin ellos, los gobiernos demostraban no haber entendido nuestras reivindicaciones. Pero durante un año no paramos de gritar, de molestar y de hacer ruido, y tuvieron miedo, políticos, medios de comunicación y mercados quisieron etiquetar y acallar un movimiento contra el que no podían luchar. Y por eso la persona del año, son muchas personas, grandes, pequeñas, jóvenes y viejas que de las calles saltaron a la portada de Time, para cambiar el mundo.
Hoy me han pasado tres hechos personalmente relevantes que me llevan a escribir este post. En primer lugar, nada más levantarme leí en el periódico que El Mundo saldría los 366 días del año, porque los periodistas ya ni siquiera tienen derecho a disfrutar las fiestas con su familia, y además este diario no siempre sería en papel, y esto si que me dolió, no porque sea El Mundo, si no porque vi morir poco a poco el periodismo de verdad, el que se termina de escribir la noche de antes, el que al final del día se vuelve antiguo y aún así supo sobrevivir a la radio, la televisión y durante mucho tiempo a internet. Salí a pasear y me encontré con una joya del pasado a un precio de risa, la serie de Celia, no pude evitar comprarla y sentir nostalgia, y en el camino recordé a la Celia con la que crecí, una niña que lo tenía todo pero que se empeñaba en contradecir a los mayores, repartía sus juguetes con los pobres y no se callaba ante las injusticias, ella era lo que yo siempre quise ser. Y se me paso el día rápido y llegue tarde a mi cita diaria con Periodismo Humano, pero allí estaba esperándome una crónica tan necesaria e interesante como dolorosa, y al leer a Mónica G. Prieto informando desde Homs, jugándose la vida para contarnos la verdad volví a creer en el periodismo, y entendí esa envidia y ese orgullo de periodista que se siente al descubrir que da igual donde se escriba, papel o digital, si lo que se escribe es capaz de cambiar el mundo.
Vendrán tiempos distintos, no se si mejores o peores, pero 2011 no se va sin más, las huellas de su existencia han marcado el camino que debemos seguir, nos ha mostrado la peor cara del mundo, la crisis o el miedo pero también que es posible cambiarlo y que cada uno de nosotros contamos para cambiar la realidad. Ayer leí esta noticia que quiero compartir, para que sirva como homenaje a todas las personas y voluntarios que dedican su vida a mejorar las de los demás, y por todos esos niños a los que sus padres protegen pero que algún día comprenderán la verdad y tendrán las herramientas para no repetir nuestros errores. Feliz 2012, que lo será si somos capaces de comprender que siempre existirá alguien o algo que nos enseñe el camino, nos empuje a luchar cada día y nos devuelva la ilusión por el cambio que nos hizo llenar las calles el pasado 2011.
Una canción para recordar: Imagine- Jhon Lennon